Ahora que finaliza un año disruptivo en todos los sentidos, reinventarse se ha convertido en un objetivo tan retador como necesario. Este artículo propone algunas ideas y reflexiones acerca de la necesidad de transformación personal.
¡Debes reinventarte! Ya no cuento las veces que habré escuchado estas dos palabras en los últimos meses: mi pareja, mis amigos, mis compañeros de profesión y hasta mi madre, todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo en darme este consejo definitivo. De hecho, estoy convencido que muchos de vosotros habéis recibido sugerencias o consejos parecidos (y con buena intención) de personas de vuestro entorno.
Entonces, me gustaría tener vuestra opinión: ¿os resultan estas dos palabras motivadoras de verdad?
Personalmente, no me gusta que me obliguen así que el verbo “deber” no funciona para animarme. En cuanto a “reinventarme”, me suena tan ambicioso y difuso a la vez que más que motivarme, me abruma. De hecho, las últimas veces que alguien me dijo “debes reinventarte”, me entraron ganas de responderle “¿y tú qué?”.
Lo que ocurre en realidad es que estas dos palabras generan en mi la típica resistencia al cambio. Y eso es una buena noticia. Según el modelo de la curva del cambio (Dennis T. Jaffe y Cynthia D. Scott), encontrarse en la fase de resistencia significa estar ya inmerso en el proceso de transformación, y avanzando hacia la fase de exploración. El momento más crítico se encuentra en la transición entre estas dos fases, lo que requiere que aceptemos dejar atrás “lo que teníamos antes” para centrarnos en el presente inmediato, con un ojo puesto hacia el futuro.
“No son los cambios o la nueva situación que perturban o inquietan a las personas. El desencadenante de nuestras emociones es lo que tenemos que dejar atrás.” (William Bridges)
La transformación digital, la agenda 2030 y todos los demás cambios por llegar nos empujan a emprender este proceso de transformación personal, con algo de vértigo, pero sobre todo mucha ilusión. Ahora que estamos dispuestos a “reinventarnos” se plantean más preguntas: ¿cómo hacerlo, con qué intensidad, durante cuánto tiempo, y por dónde empezar?
Después de reflexionar sobre ello, he identificado cinco ideas que comparto con vosotros.
- Cada vez que una persona cercana nos dice “debes reinventarte”, podemos aprovechar la oportunidad para implicarla en este proceso de cambio personal, y hacerle las dos preguntas siguientes:
- ¿Qué cualidad percibes en mí que me puede ayudar en este proceso de transformación?
- ¿Qué aspecto consideras que debería reforzar/mejorar para reinventarme?
- A partir del feedback recibido por los demás, realizaremos un balance de nuestros puntos fuertes y áreas de mejora. En el apartado de puntos fuertes, es fundamental incluir cualidades personales y aficiones, aunque nos parezcan poco relevantes. Por ejemplo, recordaré siempre que cuando llegué a España, conseguí un empleo, no por mi experiencia de varios años en RRHH sino por una formación de 15 horas a la que había asistido. Nunca sabemos de antemano lo que puede marcar la diferencia, y menos todavía en un contexto tan cambiante como el presente.
- No dudar en pedir ayuda, compartiendo información, conocimiento y experiencia con los demás. El modelo de “self-made man” o “self-made woman” pertenece (afortunadamente) al siglo pasado, hoy en día la habilidad para desarrollar una red de contactos y trabajar de forma colaborativa es un factor clave de éxito.
- Cultivar nuestra curiosidad y creatividad de todas las maneras que se nos puedan ocurrir: leyendo, escuchando música, viendo películas, visitando exposiciones, paseando por un bosque o por la web, muchas cosas pueden servir de fuentes de inspiración para desarrollar ideas de negocio o formas de replantearnos nuestra carrera profesional. Y por supuesto, ¡formarse, formarse y formarse!
- Aceptar la incertidumbre y la complejidad como parte del juego. Al igual que ocurre con el aprendizaje de un idioma, si intentamos saberlo todo y memorizarlo todo, desde el principio, estaremos abocados al fracaso, porque nos parecerá una tarea imposible. Se trata de llevar a cabo un esfuerzo constante, siendo consciente de que hay muchas cosas que seguiremos sin conocer, pero que poco a poco iremos asimilando aspectos nuevos que nos ayudarán a avanzar en nuestro proceso de transformación personal.
Estoy convencido de que hay muchas más ideas que pueden facilitarnos este viaje transformacional, y os animo a compartirlas aquí y en cualquier lugar de vuestra elección. ¿Vamos a reinventarnos? Claro, ya hemos empezado…
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